Virgen de Guadalupe
No recuerdo cuándo comenzó mi fe por la Virgen de Guadalupe, pero ciertamente recuerdo haber caminado sin estar preparado durante más de 70 km con mi amigo Juan de la Cruz en diciembre de 2013. Simplemente habíamos decidido seguir el flujo de peregrinos que desde la ciudad de Cholula, en el estado de Puebla, México, caminan de 3 a 4 días hasta llegar a la Basílica dedicada a la Virgen en la Ciudad de México.
La fotografía no era el objetivo más importante: llegar allí lo era. Recuerdo la experiencia como una de las caminatas más extenuante que he hecho en mi vida porque decidimos ir sin ningún entrenamiento previo. Después de cuatro días de caminata agotadora e incluso de hacer autostop con algunos de los muchos camiones cargados de devotos, logramos llegar a la meta. Nunca olvidaré la experiencia de alcanzar finalmente a la basílica y rendir homenaje a la Madre de todos los mexicanos, la ancestral Tonantzin.
El año siguiente decidí dar un taller. Tomamos la misma ruta que habíamos seguido el año anterior pero andando en coche y parando cada vez que teníamos ganas de tomar fotografías.
Una de las muchas cosas por las que estar agradecido al Covid-19 es que me ha permitido pasar largos períodos de tiempo en el cuarto oscuro e imprimir negativos de varios proyectos, incluido este.
Estas doce imágenes que finalmente podemos compartir en mi página web muestran el comienzo de lo que espero sea un proyecto a largo plazo dedicado a la Virgen de Guadalupe donde la fe y la fotografía se encuentran. EB